martes, 5 de mayo de 2009

Una canallada


En Rosario todo es distinto, se respira todo distinto, la literatura se lee distinta, el café se disfruta distinto y, lógicamente, el fútbol se vive de modo distinto. Tiene en sus venas la Cuna de la Bandera, héroes y personajes de distintos calibres y de valías superlativas, léase Ernesto Che Guevara, Roberto Fontanarrosa y el entrañable Negro Olmedo por citar referencias indiscutidas (al menos para quien escribe).
Para quienes desconocen, estos tres ilustres compartían un amor de nombre compuesto: Rosario Central. Hace un tiempo que la conducción de Central se distingue por lo vergonzoso de sus declaraciones (no así, de todos sus actos),encabezada por el extremadamente sanguíneo Horacio “Vasco” Usandizaga, si no lo retienen en la memoria, es el mismo que una fiesta de una peña Canalla (así llaman a los hinchas de Central) amenazo con “matar a todos los hijos de puta de los jugadores, técnico y quien carajo sea” si es que estos caían en la segunda categoría del fútbol argentino.
Por estas horas y en la previa del clásico mas caliente de nuestro suelo, el Vasco volvió al ruedo y se despacho con una salida fiel a su estilo. Decidió recortar el número de entradas visitantes en un numero considerable (de 8.000 a 4000 entradas en todo concepto, esto incluye las 500 plateas). Esta decisión, mas allá de estar dentro de la legalidad, evidencia una falta de tacto importantísima e imperdonable para un dirigente de su talla, que supo ser intendente de Rosario en dos oportunidades en el regreso de la democracia allá por el año 1983.
Esta nueva movida trajo (previsibles) incidentes de su mano y tiene muchos otros por traer, más el agregado de un penoso gesto de falta de colaboración con una dirigencia vecina que esta resurgiendo de las cenizas de la tiranía López ( a este último jamás se le hizo semejante planteo) que solo dejo deudas y una huella de corrupción y violencia tras su reciente salida. ¿De que incidentes hablamos? Tras las palabras de Usandizaga, se supo en Buenos Aires, en horas del mediodía que socios autoconvocados de Newell’s iban a marchar hasta la sede de Central en repudio a la decisión del presidente. Por la noche unos 400 hinchas de la Lepra (así se conocen a los rojinegros) tomaron las calles rosarinas y produjeron destrozos en una sede que solo se veía protegida por algunas vallas y la presencia inicial de 15 (créelo) policías, lógicamente los centralistas tomaron cartas en el asunto y un centenar trato de defender su lugar. Todo concluyo con 36 detenidos, 2 heridos de gravedad, 4 policías con heridas leves y un móvil de la televisión local destrozado.
La medida (inicial) tomada por el pope de Newell’s seria desistir de aceptar dicha cantidad por entender que esto rechaza cualquier animo de sana convivencia, imaginar solo lo que puede ser la venta de esta minima cantidad de entradas, es imaginar un escenario de suma violencia nuevamente. Todo por una decisión arrebatada tomada en caliente, absolutamente fuera de lugar.
En vez de amenazar con renunciar a la presidencia (no se cuan mal le haría a Central, fundido por todos lados) seria beneficioso que antes se digne a dar las entradas acordadas en un principio. Usandizaga, le debe a todas las glorias que nombramos al principio y a la fiesta más hermosa de todo Rosario, sino de la Argentina futbolera, un gesto de grandeza.

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