lunes, 26 de octubre de 2009

Un domingo especial


Para los que amamos al fútbol sobre casi todas las camisetas (¿para qué mentir?) el súper clásico siempre es una cita ineludible, al menos, una cita que uno no quiere perderse. Ojo, súper clásico para mí incluye también el combo Newell´s y Central, Estudiantes y Gimnasia y por supuesto River - Boca.

El del domingo, por sobre las voces que tildaron al juego de Jurásico por la edad de varios de sus protagonistas estelares (valga la aclaración para los desentendidos), fue un estreno para algunos de nosotros, que por vez primera sentimos el peso de una década por sobre la espalda cuando rápidamente recordamos el penal que varios torneos atrás Córdoba le atajaba a Gallardo, y claro…otros duelos donde los mismos protagonistas (el ya nombrado Muñeco, Abbondanzieri, Ortega, Riquelme, Palermo, Almeyda, Ibarra) habían formado parte de la faena dominguera.

Fue el estreno del comentario veterano, de repente me percaté que en materia de clásicos recordaba nítidamente cuestiones que se habían terminado diez años atrás y más también.

Noté en un breve lapso que había sido tío por primera vez, que uno de mis hermanos estaba viendo el mismo partido que yo, pero con su primer hija, de tres días, enfundada con una remera azul de bordes amarillos (se la puse y empató Martín: Una grossa Julieta, me mandó por mensaje de texto), que mi otro hermano está por casarse ya, que mi novia cuando Gallardo hizo su primer gol en derbys tenía siete años, que mi “hermanita” estaba de gira con el novio por Tandil y que mi viejo (sexagenario él), por ejemplo, hace poco se mandó la tanada de visitar sus raíces en un periplo nostálgico, pese a que no lo demuestren sus fotos de playas nudistas.

El partido nos encontró, pese a todo, juntos, en la misma pieza varios por teléfono otros como mi vieja preguntando, como siempre, si estábamos todos bien o la nona que lo seguía de reojo en la cocina mientras completaba su sesión de noventa años de coquetería.

No fue un domingo cualquiera, al menos en nuestra familia fue el primero con tantos nuevos integrantes para ver el viejo clásico. Nos reímos, respetuosamente de las canas de Ortega, de la silueta de Fabianni (simil a la de este humilde redactor que lo banca a muerte,lógico), del ¡que culo que tiene Palermo!, del ¡que leche tiene River! y por supuesto del “Clásico desde el agua”; la desopilante opción que agregó la televisión estatal.

Nos tapó el agua y nos quieren tapar los años también, pero como la pegada de Gallardo o los goles de Palermo, como las gambetas de Ortega o la magia de Román, seguimos vigentes y como equipo, cada vez más grande.


Pd:Bienvenida Julieta, estas líneas son por y para vos

1 comentario:

  1. Gracias hermano por tu nota, Juli te quiere tanto o mas que yo.
    Un abrazo grande y hasta el sueño siempre!

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