jueves, 21 de febrero de 2013

Pasó un 16 de Octubre


Y me pidieron que lo reviva para un Suplemento Local. Acepte contar una historia enorme en 30 líneas...Quedo esto.

"Una epopeya sin antecedentes, esa remake de David versus Goliat no tenía antecedente alguno hasta aquel 16 de octubre de 1968. Ese Estudiantes Campeón del Mundo de Zubeldía no sólo cosecho títulos. Sembró escalonadamente anécdotas, historias, mitos y leyendas. Ni el más romántico hincha de Estudiantes o lo que es lo mismo decir: Mariano Mangano nunca soñó desenlace semejante. Lo que iba a ocurrir después de elegir al Osvaldo Zubeldía como guía de la escuadra albirroja no cabía ni en la más estrafalaria cabeza pincha.
Aquel grupo de hombres paso de ser un equipo chico a un equipo respetable, luego fue el campeón más taura entre los tauras para mutar luego a inolvidable, a trascendente y absoluto. Escribió su historia de una manera única con un argumento que no acepta grises. A aquel Estudiantes se lo respeta o se lo desprecia, pero nunca se lo podrá olvidar ni tildar de ausente o frío en las citas clave.
En el juego la primera presión la ejercía el pincha con el cabezazo de Conigliaro en la Bombonera encuadrado en el partido de ida, en ese 1-0 que a algunos le pareció poco, sin embargo en la previa de la revancha Estudiantes se mostraba confiado Malbernat decía " El ambiente se lo genera Estudiantes", Poletti agregaba "No estoy preocupado en absoluto, si mi arco esta en cero traemos la Copa", otro que soltaba la lengua era Bilardo que apuntaba a un clima "pre-fabricado" y el técnico remataba tras ser consultado si temía por la confiabilidad del árbitro "Mi mayor preocupación es ahora el avión, que no me gusta" Quedaba por sentada la seguridad y la confianza del León. Mucho más después de aquel Cabezazo de Verón en un Old Trafford que nunca olvidara ese apellido, más allá del empate Rojo sobre el final. La Copa era de Estudiantes desde hacia rato.

Aquel plantel buscó el mejor lugar para escribir su historia más preciada. Viajó a la cuna del fútbol y se acomodó en la casa del Manchester United donde a mediados de los sesenta generaba (con motivos respetables) el mito de equipo imbatible. Aquellos Diablos Rojos tenían en sus filas a siete jugadores de la Selección inglesa con algunos nombres imborrables de la historia futbolera como Bobby Chartlon, el irrepetible George Best y un defensa como "Nobby" Stiles (expulsado en Argentina). A esos apellidos Zubeldía los contraresto con estrategia, concentración, mente despierta y corazón caliente. Ese día los Poletti, Manera, Pachamé, Madero, Verón , Bilardo y Malbernat se instalaron para siempre en el imaginario que baña las memorias futboleras.
Estudiantes no sólo trajo la Copa del Mundo a la ciudad en aquel 68, ese equipo hizo algo mucho más definitivo. Hizo que el Mundo hable de la Ciudad de La Plata como nunca antes."

domingo, 6 de enero de 2013


Historias minimas II

Me llamó Manolo la semana pasada. Me dijo que iba a estar en casa a la noche y como cada vez que cae hay que cancelar cualquier plan, cualquier cita y a cualquier invitado. Por que la verdad es que sólo necesita apoyar el culo en la silla, un plato cargado y unos fernets para empezar con la catarata de anécdotas. La verdad  que el Manolo  es un contador fantástico, se para, actua, hace voces, revolea los brazos. Un histriónico. Y vos viste que las anécdotas, como el buen escocés, con el tiempo mejoran.

Me dice “Como me voy a olvidar cuando fuimos a San Pablo por la Libertadores. Que viaje de locura loco, quemaban micros en la ruta te acordás?”  Yo siempre le digo que no para motivarlo.  “Si, boludo! Si  te conté” me dice “Unos presos que se habían escapado de la carcél. Se amotinaron al costado de la ruta, se atrincheraron ahí y te liquidaban.

 Yo fui con el Gallo ¿Te acordás del gallo? Se agarró un pedo con fernet que no se agarró en su vida el hijo de mil… Bueno así que al Gallo lo perdí de entrada, pero el resto del viaje …Como me olvidar de ese hotel  ¿Te acordás? que te dije que tenia una timba al lado?...Que locura…lleno de trolas y negros con trajes de colores paseando por enfrente del edificio. Los negros caminaban con los brazos laaaargos asi hacian asi  mirá” Y se para Manolo y camina como un mono, casi arrodillado para que los brazos (que balancea exagerando) le queden a la altura del piso “Bueno así aparecio el Corintiano, era el sobrino del dueño del hotel creo, y traía minas que daba calambre. El pendejo se volteaba todo ahí adentro, así que le pedimos la gauchada y se armó ahí adentro. Y de ahí salío este ” Levanta la copa, brinda al aire, mete trago y rié. Mira a su costado y enfoca en Sebastián,  Manolito  le decimos nosotros. Tiene 7 añitos y es igual a la madre. El pelo mota y los ojitos blancuzcos saltones lo delatan como brasilerito. Pero es bien argento y bien pincha.

El Manolo me vuelve a buscar con la mirada y larga la de siempre “Salió igual la madre …el muy hijo de puta” y se caga de risa hasta las lágrimas. Dice que se acuerda de la mina cuando lo ve al pibe y que con ella no hablo más. Al pibe lo trajeron los abuelos en una viaje relámpago y se lo dejaron para siempre. Nadie se lo reclamo. Y hoy los recuerdos felices de San Pablo le afloran cada vez que lo mira a los ojos.


Historias mínimas

 “Voy a seguir viniendo hasta que aparezca de nuevo” Así me dice como obnubilado, con la mirada perdida. Cuando le pregunte si sabia algo más de esa mujer me dijo que  sólo se acordaba del apodo. Loba. Algo con loba era…Rusa loba, Tana Loba, algo así me dice balbuceante. Me  contó que la conoció en una noche de las desquiciadas 22, que apareció entre las otras y que se le frenó enfrente. Que era un monumento de hembra, que la remera la explotaba. Pobre Pablito es muy  calentón el loco,alzado para ser gráfico y la verdad que mucha suerte con las minas no tiene …. Me acuerdo que a esa noche de fiesta estaba invitado Rinaudo también, el loco muy buena onda se apareció en medio del festejo. Todo estaba saliendo muy bien.Redondo.

Ahí estaba Pablito, entre triperos como le gusta y esta  esa mujer  de la que no se acordaba el nombre que ya le habia preguntado, por algo que le pasa siempre. Les pregunta, le dicen y se olvida. Yo creo que es un problema de confianza. Da por hecho el rebote. Entonces como que apaga el audio. Ella le contestó y él retuvo lo que pudo (o lo que quizo) El apodo y el tamaño de las tetas.

Parecia que a Pablo se le daba al fin la mina que aparecio de la nada, tripera como el bosque, se  había quedado con él. Definitivamente ella era la que había tomado las riendas del juego y eso lo incomodaba, le costaba la conversación. Se sintió ahogado, con mucho calor. Le pidió que lo esperará  que iba al baño y volvia. “Te espero en la barra” le dijo ella.

Te conté que andaba Fito esa noche. Bueno en el baño que estaba lleno de gente y de cosas a uno se le fue la lengua con el ídolo que había ido de onda…para qué! Tole- tole en el baño y Pablo en el medio. A los empujones, perdiendo tiempo primero, perdiendo un diente después, perdiendo sangre más tarde y el conocimiento para después terminar acá donde estamos ahora, como cada fin de semana después de ese día.  En la barra de un club vacio, sin música, ni mozos, ni gente…ni Loba.  “Voy a seguir viniendo hasta que aparezca de nuevo” me dice con la mirada perdida. Pablito nunca fue el mismo después de aquella noche.

sábado, 14 de abril de 2012

Un buen momento


La frase, para quién no sepa, la inmortalizó el relator Mariano Closs pero la pregunta es ¿Cuál es un buen momento en la cancha? ¿Se los llega a disfrutar a pleno cuando pasan? O por el ritmo o la intensidad del partido se nos van por alto y nos quedamos sin nada más que el final. Pienso, porque se que detrás de la inigualable sensación del gol o la del final ganador de fin de semana se esconden otras vicisitudes, otras alternativas que engloban a la jornada futbolera toda.

Obviando que un inigualable comienzo de fecha son las pastas con la nona. Pensemos en la primera pelota divida del juego y ese zapatazo al arco de cualquier lugar y a cualquier parte que siempre, siempre va a sacarte un UHHHHH!!! E inmediatamente después viene el codazo al de al lado para empezar el agite. Eso es contagio de entusiasmo instantáneo

Otra. Cuando vuela una roja para el rival. Esta es buenísima y no es para cualquiera, están los que se envalentonan y gritan a lo Mel Gibson en Corazón Valiente o los que esperan un cachito porque saben que perder con uno menos y "pechearla" es casi lo mismo.

En las situaciones de éxtasis no se puede obviar el aguante final. No me pidan aclaraciones minuciosas pero cuando a los míos los cascotean de todos lados y los míos sacan todo para cualquier lado o cuando se tiran al borde del penal o cuando el arquero la saca con la uña, yo grito como una bestia. Esa sensación de ser parte, de defender el resultado también con el aliento desde la tribuna es inexplicable y sobre todo de visitante.

El gol ya mencionado o el buen juego alegran a cualquiera eso no se discute, pero a veces son otros los detalles que nos contagian ese "que se yo” a la hora de entender porque nos gusta tanto este asunto de la pelotita. Sobrentendido es que el triunfo de por si le calza a cualquier cuatro de copas, pero hay detalles que son genéticos del tipo futbolero. De raza, de tablón. Del que no se va antes porque " A la salida es un quilombo y llego a cualquier hora" Eso es pecado. Vade Retro plateísta !.

Quedan algunas dando vueltas. Que el amigo de tu amigo te lleve de visitante y no te haga poner para la nafta o el peaje. Que a los de enfrente no se los escuche en todo el partido o se les enrede la bandera grande o simplemente ver a tu ex-novia con otro...pero más fea y más gorda.

martes, 3 de abril de 2012

Señores dejo todo


Repitió la frase, miró fijo el cielo que lo tapaba y sintió que algo adentro suyo se rompía. Miró a su alrededor y vió a sus pares mufados por un partido que ya era historia, pero para él no era la única historia. No atinó a dar pasos firmes hacia la salida, por que sabia que esa salida lo iba a llevara un lugar mucho más vacío que un estadio sin gente, era peor que un resultado lo que cosechaba o lo que le quedaba esa noche.

Como todos los que fuimos alguna vez a una cancha, él también llevaba su mochila, la de la noche anterior, la de sus últimos meses o la de toda su perra vida. Y es ahí, donde sin derecho real pero por decantación terminan las realidades más o menos miserables, según el caso, de cada uno. La tribuna termina siendo una suerte de cloaca emocional y por ahí todo va… Alegría, tristeza, guita, minas, amigos que se van, laburo…todo se va por ahí. En cada aliento, en cada grito desaforado. Cuando uno anda en la mala es probable que hasta suene creíble el menos pintado cuando grita que al de enfrente hay que “cagarlo a tiros” cuando en la mayoría de los casos desearían tirotear a su fortuna.

Y andaba el tipo, frustrado y roto. Su alma en pena no merecía un desprecio semejante de la diosa pelota o de la diosa fortuna.

La noche anterior le había prometido a su novia de siempre que de una vez iban a sentarse a hablar, arreglar las cosas “que se yo” le dijo, enderezar la relación “no sé”. La flaca lo había advertido “si te vas no vuelvas”. Él le entregó su sinceridad y su credibilidad igual que el dos nuestro le entregó el gol a los pingüinos esos cuando quedaba nada para que terminara el partido.

Comenzó a caminar lento hacia los micros, seriamos doscientos, quinientos desgraciados los que teníamos que cruzar ocho horas de ruta nocturna para volver a casa. Ya era muy tarde y había perdido mal. Se dió cuenta que mucho más que un partido.

En el micro de vuelta hubo postre y arenga de Termidor “Señoooresss dejooo todo!!! Me voy a ver al…” Él ni llegó a nombrar a su equipo que se le anudo la gola. Se hizo bien el boludo y tosió para caretear el lagrimón. Pensó en todo lo que había dejado y todo lo que había perdido. Y entendió algo después de mucho tiempo.

Que había dejado todo de verdad y se sintió peor.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El Muro y una licencia


A propósito del paso Roger Waters y su muro por estos pagos, en su noche de cierre pude estar presente y luego de la sacudida emocional, vino la reflexión profesional. Nada, creo yo, que interprete mejor la realidad del futbolista y sus muros. No me extiendo y comparto “El Jugador” de Eduardo Galeano de su libro El Fútbol a sol y sombra.

“Corre, jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina. El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni a equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo. Pero él, que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o de ganar

Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y más dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está. Sometido a disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud. Y en las vísperas de los partidos importantes, lo encierran en un campo de concentración donde cumple trabajos forzados, come comidas bobas, se emborracha con agua y duerme solo.

En los otros oficios humanos, el ocaso llega con la vejez, pero el jugador de fútbol puede ser viejo a los treinta años. Los músculos se cansan temprano.

(...)o antes de los treinta, si un pelotazo lo desmaya de mala manera, o la mala suerte le revienta un músculo, o una patada le rompe un hueso de esos que no tienen arreglo. Y algún mal día el jugador descubre que se ha jugado la vida a una sola baraja y que el dinero se ha volado y la fama también. La fama, señora fugaz, no le ha dejado ni una cartita de consuelo”

domingo, 18 de marzo de 2012

Torneo aparte


Por ahora y por un buen rato, lo atractivo del torneo lo plantea la realidad de sólo dos equipos que hasta los mismos colores tienen. Una carrera de obstáculos hasta la salvación final, esa que se corona una vez que le escapa alguno a la guadaña del fantasma del descenso. En ese sub-torneo los Matadores blanden y blanderán espadas hasta el último aliento. Los de Boedo y los de Victoria. San Lorenzo y Tigre bien al centro del Circo Romano. En 2008 fueron parte de un triangular por el campeonato local junto a Boca y hoy juegan un torneo aparte para no volver a la B, situación que el mundo futbolero sigue de cerca a la hora de repasar los resultados o de chusmear por cuarta vez la repetición de los resúmenes de los deportivos de tv.

Un tema interesante es el como, una de las cinco máximas del periodismo. San Lorenzo al contratar a Madelón toma una decisión de equipo desesperado. Tanto el propio Leonardo Carol y Caruso Lombardi (Como en su momento Mostaza y Falcioni) juegan en la cabeza de algunos dirigentes como talismanes, como imanes de puntos salvadores. Lo que en la jerga redonda se llama, particularmente, por que no decirlo o debatirlo alguna vez “técnicos sacapuntos”. Cierto es, que justa o injustamente, más allá del pasado que une a Madelón con una rica parte la historia del Ciclón no es el perfil de entrenador que completa el formulario de DT de equipo grande a fuerza de Carisma, estampa, amigos periodistas y sobre todo algunos laureles pesados recientes o pasados.


Por su parte, Tigre arma y juega con una apuesta totalmente diferente. Elije un reciente ganador nato como jugador, pero con nula experiencia para dirigir al equipo que se encuentra en igual o peor situación que el Cuervo. En ese contexto aparece Arruabarrena, quien hace sus movimientos de manera atrevida. Con prioridades claras en los 90 minutos, su equipo se presenta ordenado, agresivo y aguerrido. En ese orden. Bien, en forma seguida, regular a veces pero pocas dando pena encara su desafio este entrenador. Y aquí un contraste interesante. Para una situación límite el más chico se viste de amo y el grande de esclavo.

El fútbol, ilógico, dará su veredicto final en doce, trece capítulos más pero a futuro la ventaja es para Tigre. Si por este verso del promedio se hunde y aún así continua esta mentalidad de juego logrará marcar una identidad que lo devolverá rápido a los primeros planos. San Lorenzo en cambio, sabiéndose grande, en algún momento, a la larga o la corta, deberá cambiar el chip que lo dejó donde y como esta hoy. De lo contrario veremos pronto a un Santo buscando los documentos entre tantos papeles revueltos.


Apartado para la Copa Argentina desde lo emocional. Rara desde su organización, de nocturnos cimientos y lejana desde los tablones para la mayoría. No deja de ser una posibilidad para expresar el amor más desinteresado por un equipo para los pequeños grupos que se trasladan por la rutas argentinas para medirse con algún once formado por desconocidos o para que los pibes del barrio, que curten ascenso desde siempre puedan cantarle “Sos de la B” o ¨Hijos nuestros” a alguno de la Primera caído en desgracia. Eso, felizmente y pese a quien le pese, no deja de ser una para el lado de los pobres. Bienvenido ese momento de satisfacción.